Se acercan las vacaciones de verano y muchas familias utilizan el avión para llegar a los lugares elegidos para sus días de descanso. Para aquellas que tienen menores con autismo, viajar en este medio de transporte puede resultar una experiencia difícil y estresante, debido a las características propias del trastorno, que se manifiestan por ejemplo en dificultades en ámbitos como la flexibilidad del comportamiento y del pensamiento.

Y es que las personas con trastorno del espectro del autismo (TEA) pueden presentar dificultades para responder de manera flexible a las demandas de los diferentes contextos sociales. Un aeropuerto es un ambiente novedoso que puede generarles ansiedad debido a la incertidumbre de lo que va a ocurrir allí. Por ejemplo, todo el mundo debe realizar un recorrido obligatorio para completar el proceso establecido que va desde el mostrador de facturación a la puerta de embarque, un proceso en el que se interactúa con otra gente y que va desarrollándose por distintas zonas del aeropuerto.

Aspectos a tener en cuenta a la hora de viajar en avión con niños con autismo

Para aquellos habituados a este tipo de trayectos, esto es un mero trámite que no requiere mucho esfuerzo, tan solo un poco de paciencia. Pero a las personas con TEA, el hecho de enfrentarse a situaciones nuevas o imprevistas puede suponerles un gran esfuerzo y generarles malestar o estrés.

Además, un aeropuerto es un ambiente de alta estimulación sensorial, y muchas personas con autismo presentan alteraciones en el procesamiento de los estímulos sensoriales que pueden manifestarse, por ejemplo, en malestar intenso ante determinados sonidos o luces o un interés inusual por aspectos sensoriales del entorno, como insistencia por tocar determinadas cosas o fascinación por luces u objetos brillantes o que giran.

Estas peculiaridades sensoriales se hacen extensibles al vuelo propiamente dicho, por lo que habrá niños con TEA que precisen llevar, por ejemplo, cascos si les molesta el ruido o algún juguete u objeto de apego que les dé seguridad y pueda calmarles en caso de necesidad. También es buena idea que lleven alguna actividad o juego preparado con el que entretenerse durante el trayecto e, incluso, su comida o snack favorito.

Teniendo todo esto en cuenta, las familias juegan un papel fundamental a la hora de ayudar a su hijo con autismo a mejorar su experiencia tanto en el aeropuerto como en el avión y reducir así sus niveles de estrés. ¿Cómo lo hacen? Por ejemplo:

Preparando a los menores para el viaje. Para ello, podemos ir concienciando a los niños con días de antelación y ajustando nuestras rutinas al horario del próximo destino.
Visitando con antelación el aeropuerto. Es un buen truco para que se familiaricen con este nuevo espacio y, de esta forma, cuando asistan el día del viaje no les parecerá tan extraño.
Ensayando determinadas situaciones que se vivirán allí. Por ejemplo la facturación o el control de seguridad.
Informándoles con claridad y detalle de lo que va a ocurrir o llegando con tiempo suficiente.

Cuanta más información tenga la persona con TEA, menos incertidumbre le generará y mejor se podrá adaptar al entorno. Pero también sería necesario que los profesionales que se va a encontrar durante el proceso, desde el personal del aeropuerto hasta las azafatas el resto de tripulación, estuvieran sensibilizados sobre las características del TEA, para poder ayudarles a disfrutar de la experiencia.

Cristina Gutiérrez
Área de Investigación y Transferencia del Conocimiento
Confederación Autismo España

Fuente: saposyprincesas.elmundo.es

Fecha: Martes, 2 Julio, 2019

Enlace: https://saposyprincesas.elmundo.es/viajar-con-ninos/consejos-para-viajar/viajar-en-avion-con-ninos-con-autismo/